domingo, 9 de agosto de 2009

CRONICA de "una hermosa herida"

Derrepente, caminando en algún recoveco de Santiago centro, visitando algún cochitril mal oliente, me dispongo a tomar la micro que hace mucho había olvidado por el metro tren, así que mi dirección ese día tomo un rumbo olvidado hace años.

Arreglo mi bolso al lado de mi mano izquierda y saco el MP3 para escuchar una canción de "Sin Bandera" que me transporto a un tiempo de amor y felicidad, por allá por el sur... mi querido sur.

No miraba hacia adelante, pues mi caminar es bastante lerdo y entrampado, lo que me provoca a un andar con la cabeza gacha para no tropezar con alguna huea y pasar un mal rato.

De pronto, algo me hace levantar la mirada y a lo lejos, cerca de un paradero transantiaguistico, diviso una silueta y un andar familiar, que de alguna manera revolvió mi estomago, dándome a probar nuevamente, una tortilla de coliflor que aquella tarde mastique en el almuerzo.

No necesitaba verla, no olerla, ni sentirla para saber que era ella. aquella mujer hermosa y orgullosa que fue el único amor que he conocido hasta este momento.

Me ruborice de inmediato y casi al unísono, logro sentir una bocanada de aquel aroma a frutas que cada noche me invitaba a besarla y decir "te amo negra".

Mis ojos querían llorar y no sabían por que; mis manos querían hacer algo pero no lograban entender por que se quedaban sudorosas y quietas en los bolsillos ficticios de alguna chaqueta inexistente.

Cada uno de los pasos que daba, eran de un estúpido errante en la Gran Metrópolis; que a estas alturas de revoltijo mental, ya no me parecía tan grande, debido a este encuentro infortuitamente deseado… hace muchos años.

Estaba mucho mas hermosa que aquella vez cuando me dijo "ya no te amo" y su mirada había adquirido una seguridad de verdad y no aquella que se escondía bajo el alero de una fulana altanera dispuesta a humillar a cualquiera para pagar los pecados de su inseguridad.

Cuando nos cruzamos, alcé la cabeza mentirosamente para no parecer un estúpido que espero casi 2 cuadras para el encuentro y mire sus ojos; esos ojos que resaltaban en su piel hermosamente pintada de color canela remojada en un Ron añejo.

Me miró y aquellos 2 segundos donde mi garganta apretose tanto que no me dejo respirar, se convirtieron en un escena digna de un película de amores lloriqueantes.

- que bella está...que hermosa...- pensaba mientra palpaba aquellos 13 cabellos que me rozaron justo antes de que desapareciera de mi periférica visión de mierda.

No me reconoció.

Seguí caminando, pensando un instante en darme vuelta y confiando además, en que ella estaba haciendo lo mismo... pero no pude hacerlo, el miedo me fracturo el cuello enamoradizo.

Ella no me reconoció. No porque hoy por hoy, físicamente este distinto; o porque se haya hecho la hueona, sino porque lo único que hacia que fuese donde fuese nos miráramos como adolescentes enamorados se había ido... no me reconoció porque ya no me amaba...


Pero yo si a ella. Yo si la reconoci...


saludos!